Eran las 7: 58 cuando Hanamichi Sakuragi entró al gimnasio. Sakuragi descubrió que ése no era un día común. El gimnasio estaba siendo ocupado por alguien más, a diferencia de otros días.
--¿¡Quién demonios está aquí!?—Gritó Hanamichi. El gimnasio estaba completamente oscuro.
La persona que estaba jugando basketball se detuvo y se acercó a Sakuragi, era Rukawa.
--Soy yo, torpe. ¿Quién más iba a ser?—Dijo Rukawa en voz baja.
--¡Zorro! ¿Por qué estás aquí?—Preguntó Hanamichi.
--Porque me dio la gana.—Respondió Rukawa.
Rukawa esperó la reacción violenta del pelirrojo, pero sólo descubrió a Sakuragi observándolo fijamente. Parecía estar pensando en algo detenidamente, después de unos minutos Hanamichi decidió actuar. Colocó sus manos alrededor del rostro de Rukawa y...
--¡Oh, no! ¡Va a darme un cabezazo!—Pensó Rukawa.
Pero Hanamichi no lo golpeó, simplemente colocó su boca sobre los finos y tibios labios de Rukawa. Después de unos segundos Sakuragi se apartó de Rukawa y dio unos pasos hacia atrás.
--Zorro... yo... —Dijo Hanamichi completamente sonrojado, pero entonces se escuchó la campana para entrar a clases.
--Debo irme.—Dijo Rukawa en voz baja, un poco sonrojado y tocando sus propios labios con sus dedos. Miró un momento a Hanamichi y salió del gimnasio.
Por otro lado Hanamichi Sakuragi no podía creer lo que acababa de hacer, había besado en los labios a su peor enemigo. Decidió no pensar más en eso y se dirigió a su salón.
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El ejército de Sakuragi estaba muy preocupado por la actitud de Hanamichi, no podían comprender lo que pasaba con aquel pelirrojo.
--¿Qué le estará pasando a Hanamichi?—Preguntó el gordo Takamiya.
--No lo sé.—Respondió Okus.
--A lo mejor Hanamichi está enamorado de una nueva chica, recuerden como trató a Haruko.—Dijo Noma.
--Pero... ¿quién será el nuevo amor de Hanamichi?—Preguntó Takamiya.
Ninguno de los integrantes del ejército de Sakuragi pudo responder, así que no tuvieron más remedio que mirar a Hanamichi por un momento y poner atención a la clase de matemáticas.
Hanamichi Sakuragi parecía estar en la luna y sus ojos se mantenían fijos hacia delante. Sentía una extraña satisfacción al recordar el beso que le había dado a aquel zorro y aún sentía el calor de Rukawa en sus labios.
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Mientras tanto, en el salón diez. Rukawa estaba completamente confundido, había sido besado por el envidioso Hanamichi Sakuragi y aún podía sentir los tibios labios del aquel pelirrojo sobre los suyos. No podía soportar a Sakuragi en lo más mínimo, pero... ¿Por qué no se sentía molesto? ¿Por qué se había dejado besar por Hanamichi? ¿No lo odiaba? ¿Qué era lo que estaba pasando? Rukawa no quería conocer la respuesta.
--Demonios... —Murmuró Rukawa mientras tocaba sus labios y colocaba su cabeza entre sus brazos antes de dormir.
Por: Alejandra Salmón/Sailor Rukawa
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